Transmutar – Oaxaca, México
Suelto mi pasado, le rindo homenaje, lo celebro, lo lloro , lo visto y sin dudarlo lo dejo descansar.
No es una despedida, sino más bien una metamorfosis.
Me alejo de todo aquello que me daño, me aferro a mi voluntad y resiliencia para salir de la oscuridad y es en ese preciso instante es donde se manifiesta mi fortaleza. No sé realmente de dónde nace esta fuerza, pero es la que indudablemente me mantiene en este plano.
Contemplo desde fuera, como una mera espectadora, todo aquello que deseo dejar atrás. Me atraviesa emocionalmente, moviliza cada fibra de mi ser, me emociono y percibo un torbellino en mi frente y ojos, donde se despliega a toda velocidad mi vida.En mi incansable búsqueda por recuperar sensaciones y emociones en el cuerpo, me sumerjo en un extremo estado de vulnerabilidad y fragilidad que me permite reiniciarme y transmutar el dolor.
Desde ahí, comienza una nueva búsqueda para encontrar respuestas sobre el propósito de mi existencia. La ausencia de respuestas no me detiene; más bien, me impulsa a continuar.
¿Qué perdura tras una transmutación? ¿Una huella convertida en recuerdo de lo que fuimos?
Algún día, todos nos convertiremos en polvo.